Besarse bajo el muérdago (“mistletoe”) es una de las tradiciones navideñas más encantadoras del mundo anglosajón, pero ¿de dónde proviene esta costumbre y por qué colgamos esta planta del techo?

El muérdago tiene raíces profundas en las antiguas tradiciones celtas y nórdicas. Para los druidas celtas, esta planta era sagrada y simbolizaba fertilidad, protección y paz. Creían que tenía poderes mágicos, ya que crecía en los árboles (especialmente en los robles) sin necesidad de tocar la tierra.

En la mitología nórdica, el muérdago también aparece en la historia del dios Balder. Según la leyenda, Loki usó una flecha de muérdago para matar a Balder, pero su madre, Frigg, convirtió la planta en un símbolo de amor y juró que cualquiera que pasara debajo de ella recibiría un beso como signo de reconciliación.

Durante la Edad Media, el muérdago comenzó a asociarse con la Navidad en Inglaterra, donde se colgaba del techo o del marco de las puertas como símbolo de buena suerte y protección contra los malos espíritus. Al ser una planta parasitaria que crece en las ramas de los árboles, se consideraba natural exhibirla en altura. La costumbre de besarse bajo el muérdago surgió en la época victoriana que va de 1837, cuando la Reina Victoria de Inglaterra ascendió al trono, hasta su muerte en 1901. Durante este periodo se popularizaron muchas de las tradiciones navideñas modernas. Según las reglas, cada beso debía acompañarse de la retirada de una de las bayas de la planta, y la tradición continuaba mientras hubiera bayas disponibles.

Aunque el beso bajo el muérdago es más común en países como Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, su simbolismo se ha extendido a otros lugares. En algunos países, la planta sigue considerándose un símbolo de prosperidad y amor, aunque la práctica del beso es menos común.

Hoy en día, besarse bajo el muérdago es una forma divertida y romántica de celebrar el espíritu navideño, recordándonos que las tradiciones deben mantenerse vivas.

¿Tienes muérdago en casa esta Navidad?, entonces: ¡Prepárate para repartir besos!